Me aprestaba a salir de casa para cumplir un cometido del club que tenía agendado para el martes en la tarde cuando el sonido del celular perturbó la tranquilidad de la tarde eran exactamente las 15:45 horas y nada hacía presagiar la infausta noticia que me esperaba.
Rápidamente atendí el llamado del consocio amigo, Juan García quien en entrecortadas frases me comunicaba el sensible e inesperado deceso de una de nuestras más destacadas socias del club, Sra. MANELIA DEL C. LEYTON ESPINOSA, figura legendaria y referente MAXIMILIANO OVIEDO. Destacada y ejemplar militante, verdadero símbolo de la divisa azul y blanco de calle San Ignacio, la institución que tanto amo y sirvió desde que ingreso a sus filas.
Me quedé mudo, incrédulo, angustiado, tratando de serenarme. Mi mente retrocedió a los tiempos en que conocí a Manelia, como alumna del Centro Educacional, allá por los años de la década de los 60, durante el gobierno del malogrado Presidente EDUARDO FREI MONTALVA. Bajo el alero de ese establecimiento todo el mundo hablaba de ella, era una chica hermosa y vivaz, alegre y deportista. Allí aprendí a valorarla y apreciarla porque nos cautivó a todos.
Raudo paso el tiempo y de pronto, un año cualquiera, nos reencontramos en el club que nos hermanó definitivamente en lo deportivo. Fue una destacada y activa socia, colaborando en cuanto cometido se le indicara. Se constituyó en una socia y dirigente ejemplar, era el alma y motor que alegraba nuestras semanales reuniones y fraternales convivencias.
Sus deseos y ansias de servir, sin buscar retribuciones le valió el reconocimiento de los oviedinos que la promovieron para que ocupara cargos en la directiva y en todos esos afanes, cumplió a cabalidad. Todos la queríamos y respetábamos.
Manelia se dio cuenta que el deporte no es solo futbol, dándose a la tarea de formar la rama femenina de basquetbol, disciplina que empezó a practicar y a desarrollar junto a otras distinguidas socias, que se daban tiempo suficiente para la practica de esta disciplina, sin desatender sus labores familiares y asistir regularmente a nuestras reuniones semanales. Varias de este grupo la han acompañado en su velatorio y ahora dicen presente en el postrer adiós.
Al recordar estos pasajes del rico historial deportivo del Maximiliano Oviedo, creo firmemente que esos años constituyen una de las mejores épocas en los 95 años de existencia del club mas antiguo de Cauquenes y la provincia.
Nobleza obliga para valorar el enorme esfuerzo que ponía en el ornato de la sede, en la planificación de las sesiones solemnes y en la romería a los cementerios para conmemorar cada año un nuevo aniversario. Lo hacía casi todo y no demostraba cansancio alguno. Esto es demostrar pertenencia e identidad con el club de sus amores al que consagró los mejores años de su vida. Las acciones de Manelia son todo un ejemplo, digno de imitar.
En los momentos difíciles que afrontábamos ella ponía la calma, la fe en que seríamos capaces de superarlo y para ello, para unir a los oviedinos se afanaba organizando y preparando en su casa, infaltables convivencias, después de cada reunión, para restañar heridas y salir mas fortalecidos.
Han pasado ya dos días del doloroso alejamiento definitivo del paso terrenal de nuestra querida Mane, confieso que no he podido superar la inmensa pena que me invade al igual que a todos los oviedinos, que le han rendido tributo y reconocimiento. El inmenso jardín multicolor que adorno su velatorio, son un mudo testimonio del aprecio que la gente sentía por ella.
Problemas de salud que la afectaron en gran parte de su existencia no fueron obstáculos para que nuestra distinguida socia bajara el nivel de intensidad de su trabajo en el club. No solo asistía regularmente a las reuniones, también acompañaba a sus adorados nietos Joaquín y Gastón, en las practicas sabatinas de la Escuela de Futbol institucional y si había que viajar a otras ciudades de la provincia y región, por supuesto, ella estaba presente. Su abnegación y entrega fue sin limites y esto hay que destacarlo, que lo sepan no solo los oviedinos, sino que la comunidad cauquenina toda.
Estimada consocia, dilecta amiga, ¿volveremos a encontrarnos?, no lo sabemos porque nadie, a excepción de Jesucristo, el maestro de Galilea, a retornado y vencido a la muerte. Pero estamos ciertos de que, si existe vida más allá de la que disfrutamos como un verdadero privilegio en la tierra, entonces si volveremos a juntarnos en las ya tradicionales reuniones y convivencias oviedinas, y esta vez por los siglos de los siglos, disfrutando una vida eterna, sin límites, junto a nuestros familiares, con socios y amigos que nos antecedieron.
A sus hermanos y hermanas, a sus nietos y demás familiares, esperamos que encuentren pronto cristiana resignación, su recuerdo los acompañara por siempre, siéntanse orgullosos de ella. Amó intensamente la vida y la disfruto a su manera.
Querida e inolvidable Manelia, consocia y amiga, descansa ya, libre de dolores, en los brazos del señor y a sus familiares le entregamos la más irrestricta adhesión del C.D. “MAXIMILIANO OVIEDO”, por esta pérdida irreparable, seguros de que honráremos su memoria y le estaremos eternamente agradecidos. –
SAID DARUICH YAMAL JIMENEZ
Secretario General
Cauquenes, 11 de marzo de 2021.
17/03/2021
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